18.10.11

Persepolis, en peligro de desaparecer

La ciudad palaciega fue la sede de la primera dinastía persa, hace más de 2.500 años.
La que fuese gran capital aqueménida se encuentra en la llanura de Marv Dasht a unos 45 kms. al noroeste de Shiraz. Es un conjunto arquitectónico formado por varios palacios, la mayoría de ellos todavía siguen mostrando su magnificencia a pesar de las destrucciones causadas por las guerras y el paso del tiempo. Todas las edificaciones están situadas sobre una inmensa terraza, con unas dimensiones de 450 x 270 x 15 metros y construidas con grandes piedras unidas entre sí sin ningún tipo de cemento. Los materiales con los que se construyeron el palacio fueron principalmente madera, ladrillos cocidos y secados al sol y piedra caliza del lugar.



Persépolis es un nombre griego que significa Ciudad de Persia; los persas la llamaron Takht-e Jamshid, que traducido significa el Trono de Jamshid, un rey muy conocido de la mitología persa al que creían constructor de aquellos suntuosos palacios. La vida activa de la capital fue muy breve puesto que la construcción se inició con Darío I en el año 518 a. de C. que quería construir una sede sin igual para su imperio y continuó durante los reinados de Jerjes y Artajerjes. En el año 331 a. de C. fue destruida por Alejandro Magno en venganza por las continuas guerras de los persas contra los griegos, a partir de aquel momento quedó abandonada.



Para acceder a los palacios se sube por una escalera monumental, al llegar a lo alto de la plataforma lo primero que aparece es la Puerta de Todas las Naciones o Puerta de Jerjes. A ambos lados de cada puerta se alzaban colosales esculturas de unos toros con cabeza humana. La puerta que estaba orientada al este no se conserva.

Uno de los principales palacios es la Apadana, cuya función era la de servir como salón de recepciones de Darío. La monumental sala era capaz de albergar a 10.000 personas. Durante las fiestas del equinoccio de la primavera (el año nuevo o Now Ruz) los monarcas de los estados vasallos venían aquí a ofrecer su tributo anual al Rey de Reyes aqueménida. El edificio se alza sobre una plataforma de 76 x 76 metros. Se accede a la parte superior por medio de unas escaleras situadas una en el lado norte y otra en el lado oriental. En el interior de la gran sala hipóstila cuadrada, que mide 60 x 60 metros, había 36 columnas de 19 metros de altura que sostenían enormes vigas de madera de cedro. Las decoraciones en bajorrelieve que adornan las escaleras de acceso a la Apadana son una obra de arte de máxima categoría mundial.



El Salón de las Cien Columnas, es el mayor que hay en Persépolis, y es conocido también en Irán como Kâj-e-Bâr (el Palacio de Bar). Fue construido por Jerjes y acabado por Artajerjes. Tenía cien columnas de 20 metros de altura. Es de planta cuadrada de 80 metros de lado y tenía un solo pórtico, sustentado por dos hileras de ocho columnas cada una. Todavía son visibles bastantes bajorrelieves mostrando escenas de la corte. El palacio de Jerjes está situado en la zona sur de Persépolis. También se le conoce como palacio de Hadish, que significa palacio-vivienda. En los muros del propileo hay relieves representando a Darío I y Jerjes. El palacio de Darío I es conocido como el palacio Tachara o palacio de invierno, también se le conoce como palacio de los espejos. Se encuentra al suroeste de la Apadana situado sobre una base que se eleva unos dos metros sobre el nivel del entorno. El mal estado de conservación sólo permite identificar la distribución, que mantenía una sala interior de planta cuadrada, pero la forma del conjunto, incluyendo el pórtico, orientado al sur, era rectangular.



Otras importantes edificaciones son el Palacio de los Espejos, el Tripilón, el Tesoro Imperial, los harenes, las murallas y las torres de defensa. En un flanco de la montaña se abren las Tumbas Reales, pertenecientes al rey aqueménida Darío III y a los monarcas sasánidas Ardeshir II y Ardeshir III. Las sepulturas están directamente excavadas en la roca. Para darse cuenta de la importancia de este conjunto palaciego hay que tener en cuenta que la arquitectura persa de aquel entonces estaba bajo la influencia de varias corrientes artísticas. Por un lado estaba la influencia que desde la antigüedad habían tenido de los Urartios (a orillas del lago Van en la actual Turquía) y de los elamitas, desaparecidos varios siglos antes en aquella misma región. Por otro lado, mediante las continuas incursiones de lo persas a tierras de Grecia, Egipto, Babilonia, Lidia etc, los persas habían elaborado un arte arquitectónico ecléctico y con las conquistas de dichos territorios habían también acumulado una ingente riqueza que les permitió contratar a los mejores tallistas, arquitectos y artesanos de su tiempo para la construcción de los palacios.



Según las estadísticas, Persépolis es el monumento más visitado de Irán después de la tumba del poeta Hafez, en la cercana Shiraz, y este segundo puesto junto al poeta nacional de los persas le honra más si cabe. El conjunto palaciego de Persépolis fue inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 1979. Recibe cada año a miles de turistas tanto nacionales como extranjeros que acuden a contemplar esta maravilla de la antigüedad que fue destruida en el siglo IV a. C, por un incendio provocado por Alejandro Magno.

En la primavera del 331 a.C. Alejandro hizo una peregrinación al gran templo y oráculo de Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos identificaron con Zeus. Se creía que los primeros faraones egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el nuevo dirigente de Egipto, quería que el dios le reconociera como su hijo. La peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara la creencia de Alejandro en su propio origen divino. Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó sus fuerzas en Tiro y salió hacia Babilonia con un ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó los ríos Éufrates y Tigris y se encontró con Darío al frente del ejército persa, el cual, según informes exagerados, llevaba un millón de hombres, cantidad que no impidió que sufriera una derrota devastadora en la batalla de Arbelas (o Gaugamela) el 1 de octubre del 331 a.C. Darío huyó al igual que hizo en Isos y un año más tarde fue asesinado por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se rindió después de Gaugamela, y la ciudad de Susa, con sus enormes tesoros, fue igualmente conquistada. Más tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a Persépolis, la capital de Persia. Después de robar los tesoros reales y apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo cual completó la destrucción del antiguo Imperio persa. El dominio de Alejandro se extendía a lo largo y ancho de la orilla sur del mar Caspio, incluyendo las actuales Afganistán y Beluchistán, y hacia el norte a Bactriana y Sogdiana, el actual Turkestán ruso, también conocido como Asia central. Sólo le llevó tres años, desde la primavera del 330 a.C. hasta la primavera del 327 a.C., dominar esta vasta zona.

Hay quienes creen que el propósito de Alejandro Magno al destruir Persépolis fue el rencor que les tenía a los persas porque Jerjes hubo arrasado Atenas, otros sostienen que el conquistador macedonio sintió una gran envidia al contemplar tanta grandeza, por lo que decidió destruirla incendiándola, y otros investigadores propugnan la teoría de que el incendio fue casual y no provocado.
En cuanto al saqueo de Persépolis por las tropas de Alejandro Magno, el historiador clásico Plutarco nos cuenta que cuando el conquistador macedonio saqueó la ciudad palaciega de Persépolis le hizo falta más de 500 camellos y más de un centenar de burros para cargar con el botín.

El deterioro que ha sufrido Persépolis no se limita a aquel incendio sino que a lo largo de su extensa historia este conjunto palaciego ha sido muy perjudicado tanto por agentes humanos como meteorológicos.

Entre las curiosidades cabe destacar el hecho de que se sabe a ciencia cierta que los trabajadores, desde los capataces hasta el último obrero, pasando por los tallistas, aguadores etcétera, eran todos asalariados, dato éste que se desprende de las más de 40.000 tablillas en barro que se han desenterrado en la zona en las que, en lengua elamita, están registradas con detalle las cuentas de los salarios que percibían los trabajadores. Estas tablillas echan por tierra la teoría que defendía que Persépolis había sido construida haciendo uso de esclavos, como las pirámides de Egipto.



Para la construcción de esta magna obra trabajaron obreros y artesanos de diferentes pueblos, como egipcios, griegos, elamitas etcétera, y es por esto que en Persépolis podemos contemplar un arte sincrético donde se combinan las artes de pueblos muy dispares, pero sazonada con el espíritu persa.

Se sabe por los documentos en barro de los que disponemos que no sólo los hombres recibían salario para la construcción de Persépolis, sino que también las mujeres que trabajaron en la obra percibían su sueldo en especie, como trigo, cereales y carne.

Otra de las características que llaman la atención en Persépolis es la existencia dentro de sus paredes de extensas inscripciones en cuneiforme, tanto en antiguo persa como en elamita. Estas inscripciones, que han sido estudiadas y traducidas por los iranólogos, invitan al pueblo a respetar la Ley y a adorar a Dios (Ahura Mazda), y en ellas pueden también leerse cómo se invita a todas las naciones a vivir en paz y armonía, al amparo de las leyes y teniendo presente los derechos de los ciudadanos.



Persépolis se ahoga, la milenaria Persia bajo las aguas

Irán inaugura dique pese a advertencia de arqueólogos

Irán comenzó a llenar el jueves un dique a pesar de advertencias de que ello podría dejar inundado uno de los más majestuosos sitios arqueológicos del país: la capital de la antigua Persia, Persépolis.
Los daños podrían también alcanzar a Pasargad, una antigua capital construida por Ciro el Grande después del año 550 A.C, en la que también está su tumba.

Tanto Persépolis como Pasargad, a sólo 30 kilómetros (19 millas) y 8 kilómetros (5 millas) de distancia, figuran entre los sitios de patrimonio de la humanidad de la UNESCO.


Fuente: The Associated Press, Teherán 19 de abril de 2007
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